Ford Maverick, a prueba: no es la típica pick-up, es un SUV con batea Gerardo García
Ford se las ingenió para hacerle un hueco en la gama a otra pick-up, una tan especial, que ni siquiera me atrevería a llamarla pick-up; para mí es un SUV con batea. La Ford Maverick no llega a México para habla de trabajo, sino de uso personal y aventura. En EE. UU. ha dejado tan buen sabor de boca, que ganó el North American Truck of the Year. ¿Qué la hace tan interesante? La tuvimos a prueba.
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Con la Ford Maverick me sucedió algo muy curioso: imaginaba que era más grande. No es que sea precisamente pequeña —mide poco más de 5 metros de largo—, pero no es tan alta como una Ranger. Obedece a objetivos muy diferentes que el resto de las pick-ups de Ford, sin que eso le impida tener un ADN en común.
La Maverick combina la genética de Bronco Sport con el carácter de las pick-ups de la marca, como Ranger y F-150, dando como resultado un diseño bastante cuadrado, con faros grandes y calaveras que incluso me recuerdan a la Explorer Trac de hace un par de décadas. De hecho, pensándolo bien, Maverick y Explorer Trac tienen un espíritu muy parecido, aunque con una técnica totalmente distinta, pero antes de hablar de fierros, echemos un vistazo al interior.
Una cabina versátil y llena de curiosidades
Lo que encontramos a bordo de la Ford Maverick es la combinación de un vehículo de aventura con la sutileza de un SUV. Hay un buen nivel de equipamiento y de comodidad, pero también un diseño interior más tosco y totalmente compuesto por materiales de tacto rígido, justificados bajo la promesa de facilidad de limpieza y durabilidad ante un trato rudo.
A pesar de estar compuesta totalmente por plásticos duros, la cabina no se siente barata. Hay una buena combinación de tonos y de texturas para conseguir una apariencia llamativa. Por ejemplo, encontraremos algunos insertos café en contraste, piezas más claras, tornillos visibles que evocan a los todoterreno de hace algunas décadas y decoraciones con un diseño similar a los rombos de un diamante.
Entre las curiosidades que encontraremos a bordo se encuentran agarraderas/descansabrazos de puertas con un diseño flotante, con el fin de aumentar los espacios de almacenamiento en los revisteros laterales, para acomodar termos más largos. A lo largo de la cabina también veremos muchos otros compartimientos: múltiples bandejas en tablero y consola central, un generoso espacio bajo el descansabrazos e incluso dos baúles bajo los asientos traseros, para guardar refrescos, papas, mochilas, almohadas o herramientas.
El equipamiento es otra de las cartas fuertes de la Ford Maverick. La versión tope de gama que probamos, llamada Lariat, incluye quemacocos, infotenimiento con pantalla de 8", sistema FordPass Connect para tener WiFi a bordo, climatización automática bizona, llave inteligente, tapicería en piel, asiento del conductor con ajuste eléctrico, una pantalla de buen tamaño en el cuadro de instrumentos y alerta de colisión frontal con freno autónomo de emergencia.
Considerando su precio de 750,000 pesos, el equipamiento es completo, pero me hubiera gustado encontrar algo más de asistencias, como monitor de punto ciego o control de velocidad crucero adaptativo. También se echa de menos un espejo retrovisor electrocrómico.
En lo que respecta a espacio, la Ford Maverick sorprende. Su banca trasera no llega a ser tan amplia como la de un Escape, pero logra acomodar correctamente a personas de talla mediana, sin que las rodillas vayan pegando en el respaldo. Incluso personas altas podrían ir sentadas cómodamente porque hay mucho espacio para cabeza.
Al volante olvidas que es una pick-up
La mayoría de las pick-ups emplean una plataforma de carrocería sobre chasís. Esto les da mayor flexibilidad y resistencia bajo conducción todoterreno o al momento de cargar con objetos pesados, sin embargo, la Ford Maverick utiliza otra fórmula. Su arquitectura es un monocasco, como el de cualquier otro auto; su plataforma, de hecho, también se utiliza para Escape, Bronco Sport e incluso Focus en Europa.
La puesta a punto es específica para los propósitos de cada modelo. En este caso, Maverick hereda una configuración muy similar a la de Bronco Sport, con foco en el confort, pero también con ciertas ayudas en conducción todoterreno, gracias a un sistema de tracción integral y a un selector de modos de manejo que incluye programas para superficies resbaladizas, aunque no es como tal un vehículo para caminos demasiado complicados, porque no hay demasiada altura respecto al piso ni caja reductora o diferenciales mecánicos.
Lo que más me gustó de Ford Maverick es cómo se mueve. Es la pick-up de mejor manejo porque no se maneja como una pick-up. Si no miras por el retrovisor, hasta se te olvidaría que estás a bordo de un vehículo con batea. El comportamiento es muy similar al de un SUV, con una suspensión nada saltona, una marcha muy refinada, buenos niveles de aislamiento y mínimas vibraciones.
Sea en curvas o en carretera, este modelo transmite mucho aplomo. La dirección se siente ligera, pero responde con rapidez. La suspensión va orientada al confort, con una puesta a punto suave, sin llegar a ser excesivamente blanda, lo que logra una marcha bastante equilibrada en zona de curvas.
El motor también merece mención honorífica. Es más potente de lo habitual entre los SUV compactos. Es un EcoBoost (turbo) de 2.0 litros, capaz de generar 250 hp y 277 lb-pie, con transmisión automática de ocho velocidades. Su respuesta es prácticamente inmediata. Hay muy poco turbolag y poder de sobra para moverse con soltura, acelerar con rapidez y, en caso de llevar carga, moverse sin dificultad.
Algo que también la vuelve muy conveniente son sus dimensiones. Es larga, aunque tampoco es un vehículo excesivamente grande, por lo que no sufre en zonas urbanas. La posición de manejo es cómoda y, aunque se siente elevada, no vas tan alto como en una clásica pick-up. Te sientes como en un SUV.
Finalmente hablemos de consumo. En ciudad promediamos 8.8 km/l, que sin ser una cifra extraordinaria, encaja perfectamente con el desempeño del motor y las características del vehículo. Gasta justo lo que esperábamos. Quizá en algunos meses se incorpore a la gama una versión híbrida.
No es la típica pick-up
La Ford Maverick responde a un tipo de cliente muy específico. No es la típica pick-up a la que estamos acostumbrados; es un vehículo que reúne todas las capacidades de un SUV y añade una batea para quien quizá no terminará transportando costales de cemento, pero sí una cuatrimoto o algún objeto para sus actividades lúdicas de fin de semana.
El equipamiento, la respuesta del motor y la tecnología justifican su etiqueta de 750,500 pesos. No es precisamente barata y quizá me hubiera gustado ver más asistencias —como las que ofrece Escape a un precio similar—, pero a fin de cuentas es el único vehículo de su tipo en México. Quizá podemos pensar en la Nissan Frontier PRO-4X como alternativa, pero su enfoque se acerca más al de un todoterreno, que al de un SUV. Aumenta capacidad a costa de refinamiento.
8.8
A favor
- Se maneja totalmente como SUV, no como pick-up.
- La respuesta del motor es muy buena.
- Práctica y versátil.
En contra
- Acabados rígidos al interior.
- Su gama ofrece solo dos versiones.
- Por el momento no llega la versión híbrida.
Ford Maverick Lariat
$750,500
- Motor: 4 cilindros turbo de 2.0 litros
- Potencia: 250 hp @ 5,500 rpm
- Par: 277 lb-pie @ 3,000 rpm
- Transmisión: Automática de 8 vels.
- Tracción: Integral
- Frenos: Disco / disco
- Peso: 1,692 kg
- Neumáticos: 225/60 R18
- Suspensión delantera: Independiente tipo McPherson
- Suspensión trasera: Independiente multibrazo
- Longitud: 5,072 mm
- Capacidad de carga: 705 kg
- Consumo en ciudad: 8.8 km/l
- Capacidad del tanque: 64 litros
- Fabricada en: México
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La noticia Ford Maverick, a prueba: no es la típica pick-up, es un SUV con batea fue publicada originalmente en Motorpasión México por Gerardo García .
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