Un auto de hace 20 años vence a los coches modernos en algo: todo era más fácil sin pantallas táctiles, y los estudios lo demuestran Gerardo García
En pocos años, las pantallas táctiles han invadido el tablero de todo tipo de autos. El deseo de estar siempre conectados las ha convertido en parte fundamental del equipamiento de cualquier coche, incluso de modelos asequibles, al grado de haberse vuelto casi un factor decisivo de compra. Son una tecnología muy deseada, pero tiene su lado oscuro: representan un obstáculo para la seguridad vial.
Los sistemas de infotenimiento de nuestros días nos permiten realizar llamadas, enviar y escuchar mensajes, ajustar la navegación y seleccionar entre los artistas y pódcasts de nuestra biblioteca. El problema, tal y como lo señala la AAA, es que sus interfaces no son lo suficientemente intuitivas, e incluso realizar acciones sencillas requiere demasiada atención, lo que aumenta el riesgo de un accidente.
¿Cuánto tiempo distrae operar la pantalla?
Probablemente no te esté contando nada nuevo cuando te digo que utilizar la pantalla táctil de tu auto mientras conduces implica un riesgo. La misma interfaz del sistema te lo recuerda cada vez que enciendes el vehículo, y especifica que es tu responsabilidad operarlo siempre en condiciones seguras. Este mensaje no es casualidad.
Un estudio de la AAA demuestra que, en promedio, programar un sistema de navegación requiere 48 segundos, y buscar un contacto y realizar una llamada toma alrededor de 20.8 segundos. El estudio se realizó promediando el tiempo de operación de la interfaz nativa de distintos vehículos, lo que nos lleva a pensar: ¿qué sucede si utilizamos Android Auto y Apple CarPlay?
Seamos sinceros, desde la aparición de Android Auto y Apple CarPlay, casi nadie utiliza la interfaz nativa de su auto. Su buen nivel de integración a la pantalla invita a pensar que reduce las distracciones, y lo hace, pero aún las acciones sencillas demandan mucha atención: hacer una llamada toma un 24% menos que desde la interfaz nativa, pero todavía son 15.8 segundos de distracción. Lo mismo sucede con el navegador; programarlo demanda 31% menos tiempo, es decir, 33 segundos.
A una velocidad de solo 40 km/h, distraerse 15.8 segundos equivale a recorrer 175 metros. Una distracción de 33 segundos para programar el navegador implicaría desatender el camino por 367 metros, es decir, un espacio similar al que ocuparía una fila de 73 coches.
El reporte de la AAA señala que el problema, aun con Android Auto y Apple CarPlay, es que alejan nuestra atención del camino. Los comandos de voz evitan que desviemos la vista del frente, pero implican distracción mental, de modo que el conductor no reacciona con la misma eficacia ante imprevistos.
La solución siempre ha estado ahí: los botones
Vivimos en tiempos donde parece que entre más pantallas tiene un auto, mejor es. Cada vez más marcas deciden eliminar botones, en favor de controles táctiles para... absolutamente todo. Muchos autos ya no sólo restringen las pantallas al sistema multimedia, sino también a controles de A/C, calefacción de asientos, selección de modos de manejo, configuración de asistentes avanzados de manejo e incluso, en ciertos casos, hasta el control para abrir la cajuela.
Esta tendencia obedece, por un lado, a la moda de interiores cada vez más limpios; en segundo lugar, al objetivo de lograr que los comandos de voz reemplacen por completo la necesidad de apretar algo. Muchas marcas ya han implementado —con mediana eficacia— asistentes inteligentes que responden a comandos de voz orgánicos, como "tengo frío" o "se me antoja una pizza".
La AAA ya nos dejó en claro que los comandos de voz también implican distracción y que lo ideal es optar por controles físicos. Un estudio realizado por Vi Bilägare en Suecia decidió comprobarlo. Seleccionó 11 vehículos de última generación con pantalla táctil y los comparó con un Volvo V70 de 2005.
Las personas que participaron en el experimento tuvieron tiempo para familiarizarse con las interfaces de todos los coches. Posterior les pidieron realizar tareas sencillas: poner el desempañador, encender el radio, resetear la computadora de viaje, ajustar la temperatura del A/C o reducir el brillo de los instrumentos al mínimo.
Los resultados son claros. En el Volvo de hace 18 años, las tareas se resolvieron en 10 segundos o menos, mientras que —en promedio— el resto de los vehículos requirieron 25 segundos. En los casos más drásticos, como el del MG Marvel R, el conductor requirió hasta 44.9 segundos para terminar una tarea.
Marcas como Mazda o BMW se han opuesto a eliminar los controles físicos; Mazda incluso eliminó la posibilidad de manipular sus pantallas de manera táctil para poderlas colocar más cerca del parabrisas —y lejos de las manos—, lo que permite verlas sin desviar mucho la vista del camino. Estas interfaces se controlan mediante una perilla en la consola central, sin embargo, la AAA señala que estos sistemas son los que más distracción mental generan, e incluso invita a evitarlos.
Al final, la batalla entre avances tecnologías y experiencia de usuario le dará la razón al sistema más intuitivo, así sea uno con botones. Al día de hoy, reemplazar funciones básicas con controles táctiles no resulta tan eficaz: piensa en tener que navegar en un menú para activar la recirculación de aire, cuando conduces en una autopista donde están quemando pasto.
Los botones permiten realizar muchas acciones de manera rápida y sencilla. Que cada vez menos autos los incluyan es el preámbulo hacia el coche autónomo. Hasta entonces podremos poner total atención a las pantallas, sin comprometer la seguridad. Mientras tanto, la recomendación es usarlas con precaución y sólo si es estrictamente necesario.
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