El Volkswagen Jetta no es muy distinto al Škoda Octavia si los miras con atención Gerardo García
La nueva generación del Volkswagen Jetta por fin nace a partir de la plataforma MQB, de la que se han desprendido un sinfín de modelos desde hace años, no sólo de Volkswagen, sino de todo el grupo, incluyendo a SEAT, Audi y Škoda. De esta última, el Octavia en particular ha llamado nuestra atención en los últimos días. Pensarlo como el Jetta europeo ha sido inevitable.
Volkswagen lleva unos años sin ofrecer el Jetta en Europa y la séptima generación definitivamente no llegará. Su lugar, de cierto modo, está cubierto por el Škoda Octavia. El superventas de la firma checa que cerró el año pasado en el sexto lugar del ranking de ventas del continente, por encima de modelos tan bien colocados como Renault Captur, Opel Astra y Ford Focus.
El diseño cambia, pero los fierros son los mismos
El Škoda Octavia es, por lo tanto, una clase de Jetta europeo. Hemos analizado ambos modelos desde el papel y las similitudes no son pocoas. Más allá de que ambos parten de la plataforma MQB del grupo, las dimensiones son muy parecidas. La distancia entre ejes de ambos modelos es de 2.68 metros, lo que ya nos habla de una cabina de espacio similar. En longitud total, el Volkswagen Jetta es apenas 2.7 cm más largo, pero el Octavia lo rebasa con una cajuela más generosa: de 590 litros, contra los —nada despreciables— 510 litros del Jetta.
La ganancia en la capacidad de carga del Octavia se debe en buena medida a su tipo de carrocería. Desde fuera tiene toda la pinta de un sedán, pero la trasera corta y el medallón con limpiador delatan que en realidad se trata de un liftback, es decir, que la tapa de la cajuela abre con todo y medallón, lo que incrementa sensiblemente el volumen y facilita la carga de objetos.
Si nos sumergimos en la ficha técnica, descubriremos que también comparten sistema de suspensión. Al frente tenemos una configuración McPherson, mientras el esquema trasero va con un eje de torsión. Lo cierto es que en el caso de Škoda —y como sucede con SEAT— los modelos más potentes de la gama ya llevan suspensión trasera independiente multibrazo, como es el caso del Octavia con motor de 180 hp.
La oferta mecánica del modelo checo es amplia, pero coincide en un propulsor con el Volkswagen Jetta. En ambos hallaremos el motor turbo de 1.4 litros de 150 hp y 184 lb-pie, disponible con transmisión manual de seis velocidades. La gama de transmisiones automáticas sí que difiere de un modelo a otro. El Volkswagen Jetta utiliza una caja automática tradicional de seis u ocho velocidades, según mercado, mientras el Škoda Octavia lleva el mismo cambio DSG de doble embrague de siete velocidades del Golf.
El Jetta es más barato (en México), pero el Octavia puede ser estar equipado
Cuando hablamos de precios entre modelos de distintas regiones, hay que aclarar que todos los coches son más costosos en Europa, incluso si llevan la misma configuración que en México. Por tanto, si vemos los 15,600 euros que cuesta el Octavia más barato (355,000 pesos) con motor 1.0 TSI y sin alarma, controles al volante, rines de aluminio, faros de LED ni vidrios traseros eléctricos, el Jetta Comfortline podría parecer una ganga por 329,900 pesos.
Lo cierto es que la generación pasada, hasta el último año en que estuvo a la venta en Europa, se movía en un rango de entre 20,600 y 29,000 euros. Significativamente más costoso que el Octavia. Comparado con el precio del Jetta a la venta en México, el ejemplar checo es más costoso, pero también deja la carta abierta a muchísimas opciones de equipamiento de gama alta: estacionamiento automático, selector de modos de manejo, chasís adaptativo, monitoreo de punto ciego, infotenimiento de 9.2 pulgadas, control de velocidad crucero adptativo, navegación con información de tráfico en tiempo real y más. En ese caso, la etiqueta puede superar los 700,000 pesos.
A fin de cuentas son lo mismo, pero diferente
Ambos modelos responden a la misma necesidad de un sedán familiar espacioso, pero lo hacen desde las necesidades específicas de la región donde están a la venta. Las similitudes técnicas son muchas al tener orígenes similares, sin embargo, las opciones de equipamiento, seguridad, motores y precio responden a lo acostumbrado en cada continente.
Volkswagen ha sabido capitalizar sus desarrollos a partir de las diferentes marcas que componen su grupo. En cada zona del mundo ha posicionado sus modelos de manera que no compitan —tan— directamente entre sí. Tener Škoda en México sería muy razonable si la consideramos como la marca más accesible de Grupo Volkswagen en Europa, pero la brecha entre SEAT y Volkswagen en nuestro territorio deja poco lugar para un nuevo equipo con los mismos jugadores.
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